⚽️ 'Entre Copas': de migrar no se regresa
No tengo una camiseta de la Vinotinto, tampoco una de Argentina, pero podría usar cualquiera de las dos con orgullo.
“Entre Copas” es un diario personal sobre apuntes, anécdotas, reflexiones y algo más sobre la Eurocopa y la Copa América. Se escribe desde Buenos Aires, con una mirada migrante, un poco argentina, un poco venezolana y, sobre todo, futbolera.
3 de julio de 2024. Miércoles.
Un pana se despide de Buenos Aires y dice:
«Consejo de vida: búsquense al menos un amigo argentino. No lo van a lamentar jamás».
Jamás.
4 de julio de 2024. Jueves.
Andrés Trapiello dice en Hotel Jorge Juan:
«Hasta que no escribes, realmente no sabes quién eres»
En el taller de escritura que hago, Matías Bauso nos trae esa idea cada tanto, haciendo una variante:
«Escribimos para saber qué pensamos».
¿También jugamos para saber quiénes somos? No descubro nada al decir que la posición en el campo dice sobre la personalidad de alguien. Pero su comportamiento —si le interesa asociarse, exponerse a escenarios incómodos o sólo observa el partido— es más descriptivo. Sí, también jugamos para saber quiénes somos.
Si alguien pregunta por qué este diario futbolero no tiene ninguna referencia a la Copa América o a la Euro en dos días, es porque recién esta noche, a las 22:00, Argentina jugará los Cuartos de Final contra Ecuador. Sospecho que todos los venezolanos imaginamos a Argentina en Semifinales. Intuyo que a la mayoría también nos gustaría que llegara la Vinotinto. Sobre todo para quienes estamos en Argentina.
11:33.
Se hace viral en X una entrevista a un venezolano que se siente más argentino que un café con medialunas. En una cuenta sin nombre se pide que le quiten la nacionalidad. En otra, en la que tampoco ponen la cara, le acusan de ser alguien “sin identidad”.
Conviene diferenciar entre el sentido de pertenencia y el nacionalismo. Lo primero involucra al arraigo, aquella coordenada emocional, física e ideológica que nos describe. Lo segundo, por lo general, me parece una forma de discriminación, una excusa a través de la cual se han manipulado a sociedades enteras para enfrentarlas contra otras o generar luchas internas. No podemos elegir dónde nacemos, pero sí cómo nos relacionamos con nuestro bagaje cultural y el que comparten otras sociedades.
Cada tanto, alguna amistad argentina o venezolana me dice que ya soy más argentino que venezolano. Es un comentario que suele venir con cariño y, aún así, no sé muy bien cómo responder o sentirme. Hay aspectos de mi personalidad que siguen siendo muy caraqueños y otros que son muy porteños; al mismo tiempo, puedo hablar con orgullo sobre Rosario y la familia que tengo allá. Soy un extranjero, alguien que no es más ni menos que cualquier otro en Buenos Aires. ¿Qué identidad es esa? No lo sé. De migrar no se regresa. Me nutro de cuanto puedo, conservo algunos pilares y no temo desmontar otros.
No tengo una camiseta de la Vinotinto, tampoco una de Argentina, pero podría usar cualquiera de las dos. De Venezuela traje herramientas que me abrieron puertas en Argentina. En Venezuela está mi infancia, la adolescencia, mi familia, dos o tres amistades, mis sonidos, mis paisajes y mis sabores. En Argentina, una calidad de vida que no tuve —ni tendré— en Caracas, los y las argentinas que confiaron en mí sin tener una razón evidente, los vínculos que nacieron de esa confianza, la amplitud cultural a la que estoy expuesto, las cafeterías que visito y en las que me siento en casa.
Entonces, ¿en qué lugar me deja eso? En uno distinto al del sectarismo.
12:00.
5 de julio de 2024. Viernes.
Toni Kroos, Pepe y Cristiano Ronaldo ya no siguen en la Eurocopa.
Su partida ilumina el archivo personal de cada quien. Gusten más o menos, no hay fútbol contemporáneo sin sus nombres. Kroos desgarró el corazón de Brasil en aquel 1-7 en el Mundial de 2014. Pepe fue parte del Real Madrid que plantó cara al mejor F.C. Barcelona de la historia. Un zaguero maltratado por sus episodios violentos, ruido dentro de una carrera formidable. Esto ya lo dije. Cristiano Ronaldo también estuvo ahí, en el merengue. Pero su figura es más global que la de los dos anteriores. Fue curioso mirarlo tan sujeto a sus compañeros portugueses y recordar que antes era una potencia en sí mismo; que ellos eran quienes iban sobre sus hombros.
Habrá que ver la forma. Pero ese es el destino de todos. Ser de otros.
Vayan en paz (y con nuestro agradecimiento).
19:18. En menos de tres horas, Venezuela jugará contra Canadá. Si la Vinotinto gana, enfrentará a Argentina en Semifinales. El martes. Pero, primero, este viernes.
Nota editorial: esta edición fue corregida por Miguelina Galindo y Martín Solzi.
Próxima entrega: jueves 11 de julio.
Tendrá apuntes de los tres días previos. Esa será la dinámica de este boletín copero. Tres jornadas de notas, una publicación al cuarto día.
Mientras tanto, si esta es la primera entrega que lees, te invito a leer otras ya publicadas en “Entre Copas”, el especial de La Marea dedicado a la Eurocopa y la Copa América:
1. “No Kroos, no party”
2. “Bellingham, Mbappé, las guerras pasadas y presentes”
3. “Los extraños caminos de la memoria”
4. “«¡Pongan huevos!»”
5. “La mirada de Modrić (y una manía personal)”
6. “Fiesta sobre el ataúd”
7. “Esto se sale de control”
A orilla’e playa están las tablas.
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