⚽️ 'Entre Copas': la mirada de Modrić (y una manía personal)
Italia cruje a Croacia. Rawayana en Buenos Aires y unos apuntes sobre la migración.
“Entre Copas” es un diario personal sobre apuntes, anécdotas, reflexiones y algo más sobre la Eurocopa y la Copa América. Se escribe desde Buenos Aires, con una mirada migrante, un poco argentina, un poco venezolana y, sobre todo, futbolera.
24 de junio de 2024. Lunes.
Italia le empató a Croacia en el minuto 98. Me quedo pensando en la imagen de Luka Modrić sosteniendo el MVP de ese partido que deja a su selección a un parpadeo de la eliminación. Eso, un parpadeo, quizá habría alimentado un poco su mirada, evitándonos verle así, recién salido de un trauma que le arrancó cualquier ilusión.
La imagen se hace más incómoda si tenemos en cuenta que Luka celebra los goles con la candidez y el fervor de los niños. No recuerdo quién lo llamó Peter Pan durante la transmisión de un partido. Es una comparación precisa. Con Modrić no hemos visto la carrera de un futbolista, sino la lucha de un hombre por no perder su infancia.
En la rueda de prensa, un periodista le agradece por su carrera y le pide que no deje de jugar. Luego de decir que tarde o temprano colgará las botas, se le quiebra la voz durante una fracción de segundo en la que caben todos sus pases a tres dedos y los regates elegantes; también nuestros suspiros.
25 de junio de 2024. Sábado.
Grupo D. Eurocopa.
Austria termina primero.
¿Segundo? Francia.
Esto le gusta a los lectores argentinos.
En el concierto de Rawayana, una banda nacida en Caracas, venezolanos y argentinos cantan “Oéeeeee, oéee oéee oéee, Rawiiii… Rawiiii… Oéeeeee, oéee oéee oéee…”.
La integración cultural ocurre cuando extranjeros y locales se hacen cómplices en el lenguaje.
26 de junio de 2024. Domingo.
Georgia avanza a los Octavos de Final de la Eurocopa. Primera participación. Cierra la fase de grupos venciendo a Portugal. Los jugadores corren sin dirección alguna. En las gradas, alguien con pinta de directivo está llorando. Se tapa la cara. Pero puede que nadie dude de que está llorando. Lo delatan los espasmos de su cuerpo.
La victoria más noble es aquella llena de vergüenza.
Venezuela jugará contra México.
Repito los pronósticos del juego contra Ecuador. Empate a uno o victoria 1-2.
Me cuesta ver los partidos con amigos si tengo que analizarlos. Temo no captar lo suficiente, llegar a la página sin nada para contar. Al mismo tiempo, me parece importante compartir este tipo de momentos con gente cercana. Antes que periodista, soy extranjero. No son muchos los momentos en los que puedes reunirte con otros venezolanos para hablar del país sin hablar del país, para encontrarte en esos códigos comunes sin caer en preguntas que tienen respuestas prefabricadas.
Eso sí, evito, a riesgo de parecer un maniaco, que la conversación se abra a asuntos extradeportivos. Mientras juega un equipo al que quiero ver, no me interesa saber qué está haciendo Bad Bunny, si Juan Arango se separó o enterarme sobre qué anda haciendo fulanita. Migrar es animarse a hacer nuevas amistades, algo a lo que no estás obligado si permaneces dentro de las mismas coordenadas vitales. Para eso, es necesario acercarse, desprenderse un poco de uno, y agradecer que otros te tengan en cuenta. Una danza que se puede hacer, sin joder a nadie, antes o luego del partido; nunca durante.
Nota editorial: esta edición fue corregida por Miguelina Galindo y Martín Solzi.
Próxima entrega: lunes 1 de julio.
Tendrá apuntes de los tres días previos. Esa será la dinámica de este boletín copero. Tres jornadas de notas, una publicación al cuarto día.
Mientras tanto, si esta es la primera entrega que lees, te invito a leer otras ya publicadas en “Entre Copas”, el especial de La Marea dedicado a la Eurocopa y la Copa América:
1. “No Kroos, no party”
2. “Bellingham, Mbappé, las guerras pasadas y presentes”
3. “Los extraños caminos de la memoria”
4. “«¡Pongan huevos!»”
6. “Fiesta sobre el ataúd”
A orilla’e playa están las tablas.
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¡Pa’lagua!