8. Swifties: testimonios de una forma de vida
Desde 'The Bear', pasando por la mirada de tres swifties, hasta una escena en Buenos Aires. Todo, con un punto en común: Taylor... Taylor Swift.
Las dos temporadas disponibles de The Bear están atravesadas por un subrelato: Richard "Richie" Jerimovich, interpretado por Ebon Moss-Bachrach, necesita entradas para el concierto de Taylor Swift. Se trata de un personaje que, para defender a su primo, dispara al aire; sostiene el negocio familiar siendo parte de un pequeño circuito de tráfico de drogas; sobrelleva frustraciones pasadas y presentes refugiándose en la agresividad física y verbal.
Ese sujeto también es quien, mientras su hija se aleja hacia la escuela, le dice que lo perdone, que le encanta Taylor Swift, solo que no para de escucharla en todo momento; es quien, con la mamá de la chica al otro lado del teléfono, avisa que consiguió las entradas y que una es para ella, su interés sentimental, mientras el silencio le responde a la invitación. Así, con dos escenas, la serie compone algo más que un personaje repleto de matices; propone su propio ensayo sobre Taylor Swift y la masculinidad: no es solo una cuestión de mujeres.
Ella no es la primera artista en entrar al saco de los géneros y la música, en el que las preferencias se rigen según el sexo de la persona. Tampoco será la última en sufrir el machismo, con el ninguneo de Kanye West siendo uno de los episodios más impresionantes. The Bear pasa de esto y asocia a una de las principales figuras de la cultura pop del siglo XXI con un hombre agresivo, sí, pero también lleno de dudas, temores y frustraciones. A su manera, la serie sugiere (grita) que Taylor Swift también es la mujer que pasó por todos esos estados hasta llegar a cada tarima en la que se presenta.
A Richie no se le encuentra ante una multitud. Pero, hacia el final de la segunda temporada, tras descubrir para qué vino al mundo, queda claro: el salón de un restaurante también puede ser un escenario. Mientras tanto, la musicalización de The Bear acierta colocando “Love Story” para cerrar ese subrelato. Así se abre una nueva etapa del personaje al igual que en cada disco de Taylor Swift es factible encontrar a alguien diferente que no deja de ser reconocible.
El impacto de Taylor Swift en la vida de tres lectoras de La marea
Les va a parecer raro, pero a raíz de la intervención de Taylor Swift en The Bear me siento un poco swiftie o al menos un simpatizante. No puedo hablar con propiedad sobre ese fenómeno. Por eso busqué la voz de tres personas. Aún teniendo visiones distintas, confluyen en algo: la música de la artista les ofrece la calidez de un abrazo.
Ray Tarazona: “La música de Taylor Swift es una amiga que no me juzga”
Ella, poeta e ilustradora, agrupa dos de sus pasiones en una sola frase: «revoluciono almas con poesía y color», según se lee en su perfil de Instagram. Ante la pregunta de qué es ser una swiftie, dijo algo que podría entenderse como su propio manifiesto de vida:
«Me creo capaz de todo y, aunque tenga miedo, voy por lo que deseo. Estoy enamorada de las cotidianidades que enriquecen mis días. Construyo nuevos mundos con cenizas que quedaron de mí. Me cuestiono todo. Me persigue el deseo infinito de complacer y brindar confort a las personas que me rodean. Grito con miedo a que me dejen de querer. Lo doy todo hasta agotar stock, sabiendo que puedo quedar deshecha. Caigo y me levanto sin importar mi energía porque el objetivo es apostar por mí y mi esencia hasta el final de mis días. Todo en mí se desborda: el amor, la rabia, la alegría, el llanto, mi sonrisa, mi mirada y mis ganas de hacer de mi camino un lugar hermoso para habitar. No nací para pasar desapercibida. Disfruto las luces, que me escuchen, que me mimen, ganar cuando compito, hacer red y construir comunidad; que aplaudan mis proyectos, celebrar con mis personas favoritas, el café al día siguiente del lanzamiento de mi poemario. Creo en el poder de transformación de las palabras justas, de los acordes mágicos y la escucha. Me invento historias para entenderme, para disociar de la hostilidad del mundo, para comunicar mi sentir y poder seguir. Porque soy todo esto, a veces me atrevo a llamarme swiftie».
Las primeras canciones que escuchó fueron "Love story" y "You belong with me". Las oyó durante semanas. Esa biblioteca sonora fue creciendo durante la adolescencia, en la intimidad y en soledad: «Quería compartir con todo el mundo lo que escuchaba, pero nunca he tenido un círculo de amigas que oyeran lo mismo que yo. Eran tardes infinitas de escuchar a Taylor y debatir conmigo misma. En la universidad, me llegué a avergonzar de decir que la escuchaba, sin embargo, al ponerme los auriculares, estaba en repeat», dijo.
Taylor Swift es los amores que celebra y desmiembra en sus canciones y, también, los de quienes la escuchan. La ilustradora recordó una anécdota que sirve para representar lo anterior: «Compartí una canción con un chico con el que salía y me dijo: ‘Es música de quinceañeras’. Sé que va a sonar un poco estúpido, pero por eso dejé de escucharla un tiempo. Su música ha influido a tal punto que me acompañó cuando me estaba conociendo, cuando me enamoré por primera vez de alguien que no me quería, cuando hice el duelo de un amor no correspondido, cuando la pandemia se hacía pesada. Sus canciones me acompañan y me abrazan. Son muy pocos los momentos bonitos de mi vida que recuerdo sin haberla escuchado. Su música es una amiga que no me juzga y con la que renuevo contrato anualmente porque nos hemos transformado a la par y seguimos eligiéndonos», dijo.
Pierina Masalías: “Siento que Taylor Swift ha escrito todo lo que me ha pasado“
Cuando era niña, Pierina Masalías podía estar una tarde cualquiera buscando los videos de las canciones de Taylor Swift en YouTube. En “Our song”, el primer tema que escuchó, la artista es una adolescente que está por comenzar la adultez. Para ese entonces, principios de los 2000, no la oía con frecuencia. La escucha en Modo Fan comenzó 2019. Ese año conectó con Reputation (2017) y, en especial, con Lover (2019). Pierina encontró, en esos trabajos musicales, palabras y melodías que le contaban su propia vida: «siento que ha escrito todo lo que me ha pasado», dijo.
Así fue entrando —como cuenta— en «una comunidad que está encabezada por la artista y todo lo que ha creado; es más que canciones: son todas las eras y la representación, más allá del amor, del storytelling de distintas situaciones por las que casi todos pasamos en algún momento». En su explicación sobre qué es ser swiftie y la relación con Taylor Swift, Pierina hace una comparación con el fútbol: «Es como ser fan de (Lionel) Messi: ves todos los partidos, no te importa a qué equipo se vaya. Vas a estar ahí, vas a ser leal a esta persona y a lo que representa«.
Al igual que ha pasado con decenas de casos en el arte, esa lealtad se sostiene en una certeza: su música es un refugio, para cuando la situación lo amerita, o una fiesta, si se trata de celebrar. En palabras de Pierina, quien es especialista en branding y gestión de marca, uno de los mensajes que encuentra a través de la obra de Taylor Swift es: «no importa qué tan bajo caigas, siempre puedes salir adelante».
En 2023, Pierina viajó desde Perú a Estados Unidos para verla en Arizona. En las nubes, alejándose de casa para llegar a otra, en un estadio, no paró de sentirse afortunada por estar lográndolo. Luego se trasladó hasta Argentina para volver a observala en el Monumental de Buenos Aires. En el primer show, estuvo con su prima, a quien define como una de sus personas preferidas en el mundo. El otro concierto lo vivió con amigas. Eso explica lo siguiente que ella agregó: «Hay mucha sororidad entre la comunidad. ‘¿Te gusta Taylor Swift? ¡A mí también!’ y ya hay una conexión».
Federica Bianchi: “Si te sentís swiftie, lo sos; es como ser argentino: si vos te sentís argentino, sos argentino”
Queda la sensación de que Federica Bianchi puede hablar durante horas sobre Taylor Swift y, al mismo tiempo, quedarse sin palabras cuando se trata de dimensionar qué representa para ella. Resuena, en sus palabras, la idea de acompañamiento. La música de la artista la ha ayudado a cruzar duelos y sus composiciones le han permitido poder nombrar emociones que experimentó y no supo cómo describir.
Su relación comenzó con algunos temas de 1989 (2014). Pero para ese entonces no se consideraba una swifties. Eso, la escucha atenta y el siguimiento, comenzó en el 2020. En ese entonces, Federica estaba saliendo de una relación y «una amiga me puso un par de temas de Red (2012). Me obsesioné con esas canciones y empecé a ir más a fondo». Tanto, que cuando la artista pasó por Buenos Aires, Federica logró conseguir entradas para los tres conciertos.
Según ella, «si te sentís swiftie, lo sos; es como ser argentino: si vos te sentís argentino, sos argentino. Lo sentís o no. Va más allá de la música. Algo que me gusta mucho del fandom es que tenemos un lenguaje que entendemos nosotras nomás; un montón de chistes, referencias, calles, ciudades que se dan entre las canciones, los álbumes, las publicaciones de ellas, que alguien de afuera no entendería mientras que para nosotras es todo un mundo».
Un mundo que, a diferencia de otros fenómenos culturales y artísticos, no se construye sobre columnas de ficción sino de hechos concretos que las personas rastrean. Me permito interpretar que eso, antes que un simple interés por comprender a qué o a quién hace referencia, borda a Taylor Swift de una humanidad que la acerca a todas y todos sus seguidores, hasta el punto de abrazarles.
Una escena
Sobre la Avenida Santa Fe, entre las calles Sánchez de Bustamante y Gallo, dos chicas se acercan a la parada del colectivo. Lo hacen de la misma manera que un par de aves sobre el césped: mirando a su alrededor, atentas a cualquier estímulo o amenaza. Intentan orientarse con sus teléfonos. Buscan un colectivo que las lleve hacia Nuñez. Entonces, le preguntan a alguien que lleva unos minutos esperando:
—¿El 29 para acá?—pregunta una de ellas. Hay algo en este tipo de situaciones que suele ser extraño: se pregunta con una seguridad impostada, con la intención de no transmitir extravío, y ocurre todo lo contrario.
—Sí. Para acá. Se tarda—responde, y se les queda mirando.
—Vamos hacia el Monumental—dice la misma que inició el diálogo. Entonces, comienzan a encajar las piezas.
Ellas, vistiendo prendas coloridas, con un acento distinto al local —parecen venir de Perú o Paraguay—, tienen el nervio de la antesala. Quién sabe cuánto han esperado por este día. Llega otra mujer. Se hacen una consulta similar y, sin aclarar nada, se reconocen, empiezan a verse las pulseras de una y otra, quizá tentando un posible intercambio, y siendo parte de algo que las trasciende a ellas y, al mismo tiempo, es bastante personal: son tres swifties que cruzaron fronteras para estar acá, en esta ciudad en la que ahora los colectivos viajan con otras personas que, al igual que ellas, están viviendo su propia Taylor’s versión y están a pocas horas, a poquísimas horas, de ver a Taylor Swift.
Top 5 de…
… canciones de Taylor Swift, recomendadas por Ray Tarazona, Pierina Masalías y Federica Biachi.
“New romantics”, sugerida por Ray.
“All too well”, recomendada por Federica.
“Getaway Car”, elegida por Pierina.
“Love story”, seleccionada por el primo Richie.
“August”, de mi parte.
Bonus tracks, con base en las recomendaciones de las chicas, quienes sugirieron más de una y conviene que no se pierdan esas canciones:
“Cardigan”, en Folklore
“Tolerate it”, en Evermore
“My tears ricochet”, de Folklore
“Right were you left”, de Evermore
“Long Live”, en Speak Now
Nota editorial: esta edición de La marea contó con las correcciones de Martín Solzi.
Próxima entrega: Mulata Café.
A orilla’e playa están las tablas.
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¡Pa’lagua!
Muy bueno. Ahora entiendo a la comunidad swiftie. Gracias por escribir
Esto me parece mágico. Gracias por armar esto de esta forma, eres más swiftie de lo que piensas.
Qué lindo ser parte, siento que tengo amigas nuevas que aún no conozco.💖