22. El silencio de Salomón Rondón
Huérfanos de alegrías, ignoramos qué hacer en algunas circunstancias deportivas.
Antes de quedarse sin palabras, Salomón Rondón usó uno de los tantos lugares comunes de los atletas y el periodismo deportivo. “Era matar o morir”, dijo, en relación con el partido contra Perú, ganado por Venezuela 1 a 0. “Es un equipo que está acostumbrado a sufrir”, agregó. Sufrir y morir. Podría ser el título de una novela rusa. Pero no. Es el resumen de un tiempo lleno de absolutos devastadores.
Lo que ocurre después, la reacción del futbolista durante la entrevista postpartido, es relevante por la historia que le antecede, resumida en el apunte del periodista Anthony Abellás sobre los 46 goles de Rondón con la Vinotinto, y por cuanto dice sobre un futuro factible. El jugador que acaba de anotar otro penal clave en la Eliminatoria Sudamericana, luego de aquel marcado contra Paraguay, el sujeto acostumbrado a declarar ante los medios, el delantero que ya tiene su espacio en la discusión sobre el mejor futbolista venezolano de la historia, el 9 que pasó por España, Inglaterra y Argentina gritando goles, no puede verbalizar qué siente.
No se trata de un desahogo. Es algo más íntimo. Un vistazo hacia la fragilidad de un tipo al que apodan “El Gladiador” y está a unas fracciones de segundo de romperse a llorar ante las cámaras. Una mirada fugaz a los abismos de su alma, en los que se esconde la oscuridad de una selección y un deseo colectivo, un anhelo que, al ser nombrado, nos interpela a todos los que seguimos el fútbol en Venezuela de una u otra forma: ir a una Copa del Mundo.
Rondón apretó sus labios, giró el mentón hacia su hombro derecho, lanzó la mirada por sobre la cámara de televisión, quizá observando hacia la grada, buscando algo que lo contuviera para intentar responder. Sólo debió ver gente vestida con la Vinotinto, esa camiseta que él se puso y quitó tantas veces. Cerró los ojos, durante otro instante de esos en el que cabe una vida. Los abrió para negar con la cabeza y, moviendo su mano izquierda de abajo hacia arriba, cortó la entrevista y tajó sus cuerdas vocales.
Ni él ni ningún venezolano sabe qué es ir a una Copa del Mundo. Mientras todos en la región conocen ese logro, con países como Argentina y Brasil en los que esa clasificación no despierta mayor interés —porque lo suyo no es ir, sino ganarlo— los venezolanos no tenemos ninguna coordenada emocional sobre eso. Somos huérfanos de las alegrías de otros.
Esa ignorancia nos condiciona y quema nuestras palabras en ese abismo que Rondón mostró por un instante. Un vacío repleto de decepciones, con cadáveres de futbolistas que fueron cortados por el tiempo, rivales sanguinarios, fallas estructurales, errores estúpidos, arbitrajes cuestionables, la lluvia, el sol, la altura, la humedad. Una épica de tristezas que, con algo de fortuna y aún más sacrificio, dejará de ser tal si Venezuela clasifica a la Copa del Mundo.
Sólo así sabremos que quiso decir Rondón con su silencio.
Créditos
Fotografías: Federación Venezolana de Fútbol.
Video: Televén. Una entrevista conducida por Anthony Abellás.
Nota editorial: esta edición de La marea contó con las correcciones de Miguelina Galindo y Martín Solzi.
Próxima entrega: crítica sobre Better Man.
A orilla’e playa están las tablas.
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Hermoso texto ♥️🖤